Título original: ¡Atraco!
Género: Thriller, Comedia.
Calificación: Apta para mayores de 13 años.
Duración: 112 minutos.
Dirección: Eduard Cortés.
Guión: Eduard Cortés, Piti Español y Marcelo Figueras
Reparto: Guillermo Francella, Nicolás Cabré, Amaia Salamanca y Daniel Fanego.
Luego de que la Revolución Libertadora derroca a Juan Domingo Perón en septiembre de 1955, la escasez de dinero para sobrellevar el exilio del ex presidente conduce a un secretario personal de nombre Landa (Daniel Fanego) a empeñar las joyas de Evita en una joyería madrileña con la idea de, posteriormente, recuperarlas. En la España franquista, sin embargo, la mujer del Generalísimo acostumbra a visitar joyerías para llevarse consigo aquellas piezas que le sean de su agrado. El joyero español encargado de custodiar las joyas argentinas resulta así una de las víctimas de la señora y, abrumado por la situación, informa al secretario Landa. Ambos, joyero y secretario, deciden planear entonces un robo a su propia joyería con el fin de justificar frente a la mujer de Francisco Franco la desaparición de las valiosas piezas.
La historia relatada en ¡Atraco! es impecable, pues construye una trama sólida con personajes complejos que captura al espectador desde la primera a la última escena. El clima hilarante de la primera mitad sirve para introducirnos en la historia de modo tal de lograr la complicidad necesaria del espectador con los dos personajes encargados de llevar adelante el atraco a la joyería. Sobran quizás algunos clichés propios del personaje siempre encarnado por Cabré, pero son éstos sin embargo los que dotan principalmente al film de la comicidad mencionada anteriormente. Con el transcurrir de los minutos, el histrionismo lentamente se evapora para dejar lugar a una trama policial con tintes netamente dramáticos, y es en esta segunda mitad donde la película del español Eduard Cortés alcanza su punto cúlmine. Pequeñísimos fallos hacen quizás que la historia no logre alcanzar la perfección absoluta, entre los cuales tienen mayor notoriedad la historia de amor débilmente construida y una relación entre los detectives antagonistas que pareciera querer consolidar una complicidad similar al de los atracadores pero que lamentablemente no hace más que quedarse a medio camino. El final, por su parte, impacta como pocos finales consiguen hacerlo y da un cierre sublime a la historia del atraco.
Las actuaciones son destacadísimas. Francella se aleja una vez más de su personaje clásico de comedias que tan buenos resultados supo darle a lo largo de su carrera, demostrando que es un actor de un calibre impresionante y dejando en el espectador el latente anhelo de volver a verlo en un papel diferente. Fanego arrasa con su presencia y brilla como nunca lo he visto brillar. Su semblante, su voz, sus miradas. Todo es perfecto en su interpretación. Si estuviéramos en Hollywood, el Óscar no se haría esperar. Por su parte, Cabré peca quizás de Cabré, pero no desacierta y sus toques humorísticos están bien logrados, aunque es, entre los tres protagonistas, quien ha conseguido quizás un trabajo menos destacado.
La dirección es, por último, otro punto a considerar. Los planos, los tonos, los enfoques, la ambientación, el montaje, la banda sonora. El film es, en todos los aspectos, un deleite para los sentidos. Destaca quizás, por su belleza visual y su carga emocional, la escena final en la que Fanego llora su pérdida bajo la lluvia.
En pocas palabras, ¡Atraco! me ha sorprendido de una manera exquisita. Se trata de un film que reivindica al cine argentino y al español y que consigue lo que la gran mayoría de las películas no consigue jamás: satisfacción plena en el espectador.
9 - Muy buena

Luego de que la Revolución Libertadora derroca a Juan Domingo Perón en septiembre de 1955, la escasez de dinero para sobrellevar el exilio del ex presidente conduce a un secretario personal de nombre Landa (Daniel Fanego) a empeñar las joyas de Evita en una joyería madrileña con la idea de, posteriormente, recuperarlas. En la España franquista, sin embargo, la mujer del Generalísimo acostumbra a visitar joyerías para llevarse consigo aquellas piezas que le sean de su agrado. El joyero español encargado de custodiar las joyas argentinas resulta así una de las víctimas de la señora y, abrumado por la situación, informa al secretario Landa. Ambos, joyero y secretario, deciden planear entonces un robo a su propia joyería con el fin de justificar frente a la mujer de Francisco Franco la desaparición de las valiosas piezas.
La historia relatada en ¡Atraco! es impecable, pues construye una trama sólida con personajes complejos que captura al espectador desde la primera a la última escena. El clima hilarante de la primera mitad sirve para introducirnos en la historia de modo tal de lograr la complicidad necesaria del espectador con los dos personajes encargados de llevar adelante el atraco a la joyería. Sobran quizás algunos clichés propios del personaje siempre encarnado por Cabré, pero son éstos sin embargo los que dotan principalmente al film de la comicidad mencionada anteriormente. Con el transcurrir de los minutos, el histrionismo lentamente se evapora para dejar lugar a una trama policial con tintes netamente dramáticos, y es en esta segunda mitad donde la película del español Eduard Cortés alcanza su punto cúlmine. Pequeñísimos fallos hacen quizás que la historia no logre alcanzar la perfección absoluta, entre los cuales tienen mayor notoriedad la historia de amor débilmente construida y una relación entre los detectives antagonistas que pareciera querer consolidar una complicidad similar al de los atracadores pero que lamentablemente no hace más que quedarse a medio camino. El final, por su parte, impacta como pocos finales consiguen hacerlo y da un cierre sublime a la historia del atraco.
Las actuaciones son destacadísimas. Francella se aleja una vez más de su personaje clásico de comedias que tan buenos resultados supo darle a lo largo de su carrera, demostrando que es un actor de un calibre impresionante y dejando en el espectador el latente anhelo de volver a verlo en un papel diferente. Fanego arrasa con su presencia y brilla como nunca lo he visto brillar. Su semblante, su voz, sus miradas. Todo es perfecto en su interpretación. Si estuviéramos en Hollywood, el Óscar no se haría esperar. Por su parte, Cabré peca quizás de Cabré, pero no desacierta y sus toques humorísticos están bien logrados, aunque es, entre los tres protagonistas, quien ha conseguido quizás un trabajo menos destacado. La dirección es, por último, otro punto a considerar. Los planos, los tonos, los enfoques, la ambientación, el montaje, la banda sonora. El film es, en todos los aspectos, un deleite para los sentidos. Destaca quizás, por su belleza visual y su carga emocional, la escena final en la que Fanego llora su pérdida bajo la lluvia.
En pocas palabras, ¡Atraco! me ha sorprendido de una manera exquisita. Se trata de un film que reivindica al cine argentino y al español y que consigue lo que la gran mayoría de las películas no consigue jamás: satisfacción plena en el espectador.

