El precio de la codicia

Título original: Margin Call.
Género: Thriller, Drama.
Calificación: Apta para mayores de 13 años.
Duración: 109 min.
Dirección: J. C. Chandor.
Guión: J. C. Chandor.
Reparto: Kevin Spacey, Paul Bettany, Jeremy Irons, Zachary Quinto, Penn Badgley, Simon Baker, Mary McDonnell, Demi Moore y Stanley Tucci.

Luego de que Peter Sullivan (Zachary Quinto), un analista principiante, descubre información que señala que la empresa en la que trabaja se dirige directo a la ruina, los hombres y mujeres de mayor jerarquía de la compañía debatirán durante la madrugada previa al inicio de la crisis de 2008 el modo de hacer frente al inminente desastre.

El film busca ser una crítica hacia el capitalismo y, más precisamente, hacia la codicia humana, pero su apuesta detractora lejos se sitúa de lo explícito, escondiendo de forma efectiva sus garrotes tras frases que parecieran ser soltadas casi al azar. El valor de los salarios anuales de un joven de 23, de su jefe, y del jefe de su jefe son una prueba de ello, mencionados durante el largometraje solo como un simple tema de conversación, pero escondiendo detrás un dejo de ambición por ir tras la paga de quién se encuentra por encima. Y quiénes en la cima se encuentran, gozan del privilegio de mofarse de quiénes bajo sus pies se hayan en la cadena alimenticia: varias veces debe recordarse a los señores de los sillones grandes el nombre de Peter Sullivan, e incluso el mentalista Simon Baker osa burlarse de los estudios de éste al referirse despectivamente al joven como "el ingeniero de los cohetes". La edad tan escasa de Jared Cohen (Simon Baker), poco se correlaciona con el alto rango que éste ocupa dentro de la compañía, y es con este sútil detalle como se enfatiza el deseo tan voraz del ser humano en ser siempre el primero en alcanzar la meta. ¿Y qué importa si los demás nunca logran siquiera llegar a ella? ¿Qué importa la vida de un don nadie como el joven Seth Bregman (Penn Badgley) si acaso debe perder su empleo? La frialdad e indiferencia en el rostro de Simon Baker casi que estremece durante la escena del baño en la que afeita su rostro frente al espejo. 

Otra escena memorable es aquella en la que los actores Simon Baker y Demi Moore bajan en el ascensor debatiendo sobre las posibles culpas y como salvar sus respectivos traseros, mientras una señora de la limpieza se mantiene de pie entre ambos totalmente al margen de lo que ocurre a su alrededor. ¿Que sabe el hombre común de ese mundo financiero tan virtual y alejado de la realidad sobre el que estos dos ejecutivos de traje discuten tan acalorada pero a su vez tan caballerosamente? Ni siquiera Jeremy Irons pareciera ya estar al tanto de lo que sucede allá abajo y de lo que realmente hace su compañía ("Explícamelo como si fuera un niño, o mejor, como si fuera un Golden Retriever"). Todo se resume a comprar y vender. Lo que importa son las cifras, y bien en claro lo deja Stanley Tucci cuando, sentado sobre las escaleras, saca cuentas acerca de la cantidad de tiempo que han sabido ahorrarse las personas que diariamente transitan el puente cuya construcción supo dirigir su personaje algunos años atrás.

La metáfora que envuelve a la pobre y anciana perrita de Kevin Spacey es sencillamente brillante. Su tumor representa el cáncer de la ruina que se cierne sobre la compañía y que amenaza con expandirse a las demás empresas del mercado. Hacia el final, cuando Kevin Spacey cava la fosa para enterrar lo que queda de su mascota, claramente se hace referencia a la fosa que ha cavado en las horas previas enterrando a las sonsas compañías que han optado por comprar acciones que ahora ya no valen nada. 
En conclusión podría decirse que El precio de la codicia goza de un guión brillante, pero solo si se lo desmenuza a niveles microscópicos, pues poco pareciera decir si se lo evalúa a grandes rasgos. Recomendable sin duda alguna, pero sobre todo para aquellos que sepan leer entre líneas. 

7 - Buena