
Título original: The hunger games.
Género: Ciencia ficción.
Calificación: Apta para mayores de 13 años.
Duración: 142 min.
Dirección: Gary Ross.
Guión: Gary Ross, Suzanne Collins y Billy Ray.
Reparto: Jennifer Lawrence, Elizabeth Banks, Stanley Tucci, Josh Hutcherson, Liam Hemsworth, Woody Harrelson, Donald Sutherland, Lenny Kravitz, Wes Bentley e Isabelle Fuhrman.
Los juegos del hambre está basada en la novela homónima de la autora norteamericana Suzanne Collins. Publicada por primera vez en 2008, la obra en la que se basa el film es la primera parte de una trilogía de la que también forman parte los tomos En llamas y Sinsajo. La historia nos cuenta la vida de Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence), una adolescente que habita en un futuro distópico en el que cada año se celebran Los juegos del hambre, una competencia en donde un varón y una mujer de cada uno de los doce distritos son elegidos como tributos para luchar por su vida hasta que solo un joven logre quedar en pie. Katniss se ofrece voluntariamente como tributo en la 74° celebración de los juegos para reemplazar así a su hermana pequeña que ha sido seleccionada por el azar.
El film es lisa y llanamente una obra maestra en lo que concierne a la introducción al universo post-apolíptico ideado por Collins. La personalidad de los protagonistas goza de una complejidad que se encuentra sólidamente construida gracias a un ritmo pausado que nos deleita a cada minuto con nuevas sensaciones, como si fuéramos nosotros, los espectadores, quienes debemos hacer frente al cruel destino al que han sido condenados los jóvenes Katniss y Peeta. Desde el infravalorado actor Stanley Tucci interpretando esta vez al adornado estereotipo del conductor de televisión que sólo busca entretener, pasando por Woody Harrelson y sus siempre tan excéntricos personajes (me vienen a la mente su interpretación del transexual Galaxia en Locos de Ira y el peculiar Charlie Frost de 2012) , hasta llegar finalmente a Jennifer Lawrence y lo que no podría ser una mejor encarnación del personaje de Katniss; uno tras otro, cada uno de los integrantes del reparto ha logrado que las actuaciones se conviertan en otro de los puntos fuertes del film. Aún me encuentro meditando la elección de Josh Hutcherson para dar vida a Peeta Mellark, pues algo en este joven actor pareciera ser culpable de no generar la química que debería con el personaje de Lawrence. Sin embargo, algo me dice que esta ausencia nata de química entre ambos ha sido buscada intencionalmente por parte del director Gary Ross, pues es de este modo tal vez como ha optado por plasmar en pantalla la posición reacia de Katniss hacia el amor de Peeta sin tener así la necesidad de ser demasiado explícito y dejar un poco de lado las palabras. Se resiente, no obstante, esta falta de énfasis en la posición de Katniss y puede prestarse a confusión la postura de conveniencia que ésta adopta hacia el final del film al mostrarse enamorada de Peeta cuando realmente no lo está.
Si la introducción a la distopía logra ser tan pulcra, inevitablemente se espera que una vez llegado el plato fuerte y comenzada finalmente la competencia se logre una prolijidad y un ritmo trepidante aún superior. Lamentablemente no son pocos aquellos films que han sabido comenzar con elegancia para luego estrellarse estrepitosamente contra el suelo (solo basta mencionar algunos títulos como Déjà vu o Altitud para saber de que estoy hablando), y si bien Los juegos del hambre logra finalizar con una altura más que envidiable, el techo alcanzado durante la primera mitad queda lejos hacia el momento en que se muestran los títulos finales. ¿Defectos? Principalmente fallas sutiles en el guión que terminan por perjudicar drásticamente a la calidad del film. El espíritu asesino de algunos participantes le quita cierto realismo a la competencia, pues por más entrenado que un joven se encuentre es difícil pensar en un alma mutilada deseosa de generar muerte cuando aún esto último no se ha tornado imperioso. ¿No generaría la naturaleza humana la necesidad de permanecer todos juntos para afrontar en grupo las amenazas de la jungla? Por otra parte, la manipulación de las reglas a medida que el juego se desarrolla se torna ya demasiado explícita. ¿Para qué sufrir por la suerte de los protagonistas si de todos modos los organizadores pueden apagar esa pequeña luz de esperanza estableciendo una nueva regla absurda en cualquier momento? Es verdad que lo que se busca con dicha manipulación del reglamento es acentuar la crítica hacia la obsesiva y enfermiza idea de los medios masivos por generar entretenimiento, pero así como ha sucedido con las últimas ediciones del reality Gran hermano, el excesivo manoseo finalmente termina por generar pérdida de credibilidad y de interés en el producto. El final, por su parte, resulta bastante truncado si se tiene en cuenta la larga introducción inicial, pero a sabiendas de que la segunda entrega ahondará más acerca de lo que sucede luego de que Katniss regresa a casa, entonces habrá que esperar un poco para hacer una crítica más certera acerca de este punto en particular.
En conclusión, un producto entretenido que alcanza un gran valor gracias a su áspera crítica hacia el mundo del entretenimiento. Lejos está, sin embargo, de lograr lo que Peter Weir y Andrew Niccol supieron hacer en 1998 con la historia contada en El show de Truman.
8 - Notable

Los juegos del hambre está basada en la novela homónima de la autora norteamericana Suzanne Collins. Publicada por primera vez en 2008, la obra en la que se basa el film es la primera parte de una trilogía de la que también forman parte los tomos En llamas y Sinsajo. La historia nos cuenta la vida de Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence), una adolescente que habita en un futuro distópico en el que cada año se celebran Los juegos del hambre, una competencia en donde un varón y una mujer de cada uno de los doce distritos son elegidos como tributos para luchar por su vida hasta que solo un joven logre quedar en pie. Katniss se ofrece voluntariamente como tributo en la 74° celebración de los juegos para reemplazar así a su hermana pequeña que ha sido seleccionada por el azar.
En conclusión, un producto entretenido que alcanza un gran valor gracias a su áspera crítica hacia el mundo del entretenimiento. Lejos está, sin embargo, de lograr lo que Peter Weir y Andrew Niccol supieron hacer en 1998 con la historia contada en El show de Truman.
8 - Notable
