
Título original: The amazing Spider-Man.
Género: Ciencia ficción, Acción.
Calificación: Apta para todo público.
Duración: 136 minutos.
Dirección: Marc Webb.
Guión: Steve Kloves, James Vanderbilt y Alvin Sargent.
Reparto: Andrew Garfield, Emma Stone, Rhys Ifans, Sally Field y Martin Sheen.
Spider-Man de Sam Raimi marcó, junto con X-men del año 2000, un antes y un después en el rubro cinematográfico de superhéroes. Previo a su estreno, seguramente solo prime en el recuerdo de la gente las tres películas de Superman de la década del '70 y los Batman de Joel Schumacher y Tim Burton de los '90. Sin embargo, luego del estreno de Spidey y de los mutantes de Xavier, y gracias a la gran recaudación que ambas películas supieron lograr, numerosos directores se aventuraron a llevar a otros personajes del cómic a la gran pantalla. Así, grandes conocidos supieron saborear el éxito cinematográfico, tales como Hulk, Iron Man, Linterna Verde y Los cuatro fantásticos, sin dejar atrás claro está a personajes menores como Daredevil, Hellboy y Gatúbela.
Lamentablemente, si bien los largometrajes de Raimi supieron comenzar medianamente bien, hacia su final solo lograron hacer evidente la falta de ideas de los guionistas a la hora de escribir buenas historias. Spider-Man 3, estrenada en 2007, fue un film enteramente comercial que no logró engranar en una sola las distintas historias que se dispuso a contar. Demasiados villanos, un despliegue visual tan exuberante que hasta empalaga, y una fórmula repetida con el secuestro de Mary Jane que es preferible no recordar. Por un momento quizás pudo creerse que la industria del cine estaba buscando hacer borrón y cuenta nueva solo con el desinteresado y noble fin de elevar el bajo nivel que había alcanzado la saga protagonizada por Tobey Maguire, pero lamentablemente si hay algo que a fin de cuentas mueve al mundo de las superproducciones es nada más y nada menos que el dinero. Siper-Man 3 fue un insulto al espectador, pero aún así logró una taquilla envidiable que demostró que la popularidad de Spidey aún debía continuar siendo exprimida hasta la última gota. Es así que cinco años más tarde Webb tomó cartas en el asunto y una nueva saga ha comenzado. El pie dado en este nuevo primer paso sin embargo no ha sido el acertado.
Se ha oído que The amazing Spider-Man esperó demasiado poco para reiniciar los comienzos del trepamuros y efectivamente éste ha sido el peor error de los productores a la hora de dar cancha libre para relatar esta nueva historia. El Spidey de Webb no podía ser igual al de Raimi, porque de este modo se tildaría al film de carente de originalidad. Por otro lado, distanciarse demasiado traería tras de sí un inevitable aire de nostalgia. Webb optó así por un punto intermedio, relatando una historia con un formato similar pero con distintos personajes. El duende verde sale de escena para dar lugar a El lagarto, pero el desarrollo de ambos supervillanos es prácticamente idéntico, siendo incluso la transformación de Norman Osborn mucho más refinada que la del Dr. Curt Connors. Se consigue así un lagarto que no infunde temor, rodeado de pequeñas lagartijas que sabe quién de donde aparecen, interpretado por Rhys Ifans y su poco tacto a la hora de ponerse en la piel del primer enemigo del hombre araña. Por otra parte, si bien se agradece en cierto grado que Parker no sea tan tonto como optó por mostrarlo Raimi, algo falla en la caracterización de Webb. Garfield no logra la empatía que Maguire si lograba con el público y los sucesos que acontecen al trepamuros en esta nueva entrega se ven más bien opacados por el interés de plasmar efectos especiales impactantes que por la construcción de un personaje complejo e interesante. Sin embargo, lo bueno es que la nueva personalidad de Spidey permite bajo la dirección de Webb el desarrollo de una historia amorosa mejor fundada y, por ello, más creíble; esta vez, con Gwen Stacy en lugar de Mary Jane Watson.
El guión es poco sólido. La muerte del tío Ben no logra ser más trágica como aparentemente quiso mostrarse, sino que más bien es burda y precipitada. Su muerte tiene lugar simplemente porque sí, no impacta, y Parker no evoluciona hacia Spider-Man a partir de la pérdida de su tío. El click interno que hace Peter tras fallecer Ben y que Raimi supo plasmar con la famosa frase "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad" ni siquiera se ve en el rostro de Garfield. Por otra parte, el mensaje del buzón que Parker oye hacia el final del film de parte de su tío contiene quizás palabras acertadas para dar final a la película pero que muy poco concuerdan con las circunstancias en que dicho mensaje es dejado en primer lugar. La tía May, en esta ocasión, es un personaje secundario meramente de relleno que poco aporta a la vida de Peter. La relación entre Parker y Flash Thompson tampoco está bien construida y poco se comprende la razón por la cual ambos se vuelven "amigos" en una de las últimas escenas. La ostentación de los poderes de Spidey una vez más tiene lugar frente a este compañero de clases, pero mientras Raimi obligó a Parker a mostrarlos para defenderse de Flash, Webb hace que Peter rompa los vidrios del aro de basquétbol simplemente por diversión. Es así que en esta entrega todo pareciera forzado, incluyendo el cameo de Stan Lee tan sutilmente introducido por Raimi.
Los efectos visuales son muy buenos, pero el abuso que se ha hecho de ellos le quita el realismo que el anterior director supo imprimir en sus entregas, pues en esta ocasión las escenas nocturnas recuerdan con sus luces más a la adaptación cinematográfica de Meteoro que a las calles de Nueva York. Ni hablar de la escandalosa banda sonora que no hace otra cosa más que aturdir al espectador durante las dos horas de largometraje.
En breves palabras, The Amazing Spider-Man es tan prescindible como su escena de las grúas, contribuyendo así esta última, entre otras tantas, a dar lugar a un producto excesivamente largo para lo poco que se limita a contar.
3 - Floja

Spider-Man de Sam Raimi marcó, junto con X-men del año 2000, un antes y un después en el rubro cinematográfico de superhéroes. Previo a su estreno, seguramente solo prime en el recuerdo de la gente las tres películas de Superman de la década del '70 y los Batman de Joel Schumacher y Tim Burton de los '90. Sin embargo, luego del estreno de Spidey y de los mutantes de Xavier, y gracias a la gran recaudación que ambas películas supieron lograr, numerosos directores se aventuraron a llevar a otros personajes del cómic a la gran pantalla. Así, grandes conocidos supieron saborear el éxito cinematográfico, tales como Hulk, Iron Man, Linterna Verde y Los cuatro fantásticos, sin dejar atrás claro está a personajes menores como Daredevil, Hellboy y Gatúbela.
Lamentablemente, si bien los largometrajes de Raimi supieron comenzar medianamente bien, hacia su final solo lograron hacer evidente la falta de ideas de los guionistas a la hora de escribir buenas historias. Spider-Man 3, estrenada en 2007, fue un film enteramente comercial que no logró engranar en una sola las distintas historias que se dispuso a contar. Demasiados villanos, un despliegue visual tan exuberante que hasta empalaga, y una fórmula repetida con el secuestro de Mary Jane que es preferible no recordar. Por un momento quizás pudo creerse que la industria del cine estaba buscando hacer borrón y cuenta nueva solo con el desinteresado y noble fin de elevar el bajo nivel que había alcanzado la saga protagonizada por Tobey Maguire, pero lamentablemente si hay algo que a fin de cuentas mueve al mundo de las superproducciones es nada más y nada menos que el dinero. Siper-Man 3 fue un insulto al espectador, pero aún así logró una taquilla envidiable que demostró que la popularidad de Spidey aún debía continuar siendo exprimida hasta la última gota. Es así que cinco años más tarde Webb tomó cartas en el asunto y una nueva saga ha comenzado. El pie dado en este nuevo primer paso sin embargo no ha sido el acertado.Se ha oído que The amazing Spider-Man esperó demasiado poco para reiniciar los comienzos del trepamuros y efectivamente éste ha sido el peor error de los productores a la hora de dar cancha libre para relatar esta nueva historia. El Spidey de Webb no podía ser igual al de Raimi, porque de este modo se tildaría al film de carente de originalidad. Por otro lado, distanciarse demasiado traería tras de sí un inevitable aire de nostalgia. Webb optó así por un punto intermedio, relatando una historia con un formato similar pero con distintos personajes. El duende verde sale de escena para dar lugar a El lagarto, pero el desarrollo de ambos supervillanos es prácticamente idéntico, siendo incluso la transformación de Norman Osborn mucho más refinada que la del Dr. Curt Connors. Se consigue así un lagarto que no infunde temor, rodeado de pequeñas lagartijas que sabe quién de donde aparecen, interpretado por Rhys Ifans y su poco tacto a la hora de ponerse en la piel del primer enemigo del hombre araña. Por otra parte, si bien se agradece en cierto grado que Parker no sea tan tonto como optó por mostrarlo Raimi, algo falla en la caracterización de Webb. Garfield no logra la empatía que Maguire si lograba con el público y los sucesos que acontecen al trepamuros en esta nueva entrega se ven más bien opacados por el interés de plasmar efectos especiales impactantes que por la construcción de un personaje complejo e interesante. Sin embargo, lo bueno es que la nueva personalidad de Spidey permite bajo la dirección de Webb el desarrollo de una historia amorosa mejor fundada y, por ello, más creíble; esta vez, con Gwen Stacy en lugar de Mary Jane Watson.
El guión es poco sólido. La muerte del tío Ben no logra ser más trágica como aparentemente quiso mostrarse, sino que más bien es burda y precipitada. Su muerte tiene lugar simplemente porque sí, no impacta, y Parker no evoluciona hacia Spider-Man a partir de la pérdida de su tío. El click interno que hace Peter tras fallecer Ben y que Raimi supo plasmar con la famosa frase "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad" ni siquiera se ve en el rostro de Garfield. Por otra parte, el mensaje del buzón que Parker oye hacia el final del film de parte de su tío contiene quizás palabras acertadas para dar final a la película pero que muy poco concuerdan con las circunstancias en que dicho mensaje es dejado en primer lugar. La tía May, en esta ocasión, es un personaje secundario meramente de relleno que poco aporta a la vida de Peter. La relación entre Parker y Flash Thompson tampoco está bien construida y poco se comprende la razón por la cual ambos se vuelven "amigos" en una de las últimas escenas. La ostentación de los poderes de Spidey una vez más tiene lugar frente a este compañero de clases, pero mientras Raimi obligó a Parker a mostrarlos para defenderse de Flash, Webb hace que Peter rompa los vidrios del aro de basquétbol simplemente por diversión. Es así que en esta entrega todo pareciera forzado, incluyendo el cameo de Stan Lee tan sutilmente introducido por Raimi.
Los efectos visuales son muy buenos, pero el abuso que se ha hecho de ellos le quita el realismo que el anterior director supo imprimir en sus entregas, pues en esta ocasión las escenas nocturnas recuerdan con sus luces más a la adaptación cinematográfica de Meteoro que a las calles de Nueva York. Ni hablar de la escandalosa banda sonora que no hace otra cosa más que aturdir al espectador durante las dos horas de largometraje.
En breves palabras, The Amazing Spider-Man es tan prescindible como su escena de las grúas, contribuyendo así esta última, entre otras tantas, a dar lugar a un producto excesivamente largo para lo poco que se limita a contar.
3 - Floja

